SECCIÓN DE COLABORACIONES EXTERNAS
III PARTE
PRÓLOGO DE LA PLATAFORMA:
“UN ANÁLISIS CERTERO DESDE EL OTRO
DESPACHO…”
Estimados compañeros: como tercera colaboración externa a
esta plataforma queremos publicar un artículo que nos ha remitido generosamente
un magistrado, y que ha tenido la gentileza de hacérnoslo llegar para subirlo a
la plataforma y a los canales de comunicación oportunos.
Se debe evitar
el estereotipo de pensar que el juez puede ser como tal contrario al
reconocimiento del secretario judicial, y es muy interesante que esta
problemática que sufrimos sea observada imparcialmente, y con ecuanimidad
euclidiana, desde fuera, como hace el magistrado, quien llega a la conclusión de
que, efectivamente, un cambio de nombre es imprescindible.
Gracias desde
la Plataforma al mismo, y sin más, recomendamos vivamente su lectura, pues no
podemos sino agregar que todo cuanto dice es …
Verdad.
SER Y
PARECER
En España existe desde antiguo una arraigada afición a hacer
que las cosas aparenten ser lo que no son, y los ejemplos abundan. Subimos el
cadáver del Cid a un caballo para asustar al enemigo y ganar la batalla, los
hidalgos castellanos arruinados y hambrientos esparcían por su traje en migas su
último trozo de pan para hacer creer que habían comido bien, tenemos “carreras
presidenciales” -incluso con debates televisados- entre candidatos que en
realidad lo son a diputado de una provincia, y llamamos Fiscales a quienes hace
siglos que dejaron de defender el Fisco frente a los evasores de impuestos, para
en su lugar dedicarse a sostener la acusación pública en los juicios penales
frente a los delincuentes. Esta inveterada y lamentable práctica patria la han
sufrido también los Secretarios Judiciales, de quienes la mayoría fuera del
mundo del derecho (Y desgraciadamente no pocos dentro del mismo) ignoran por
completo que son nada menos que un cuerpo superior jurídico de categoría
administrativa A1 -La máxima-, con una formación y oposición asimilable a la de
jueces y fiscales, tratamiento de Señoría, y cuyo nombre procede de cuando los
Juzgados y Tribunales tenían “Secretarías”, que era el modo de llamar a las
oficinas de asistencia a las funciones de las autoridades mas elevadas del
estado -y que todavía lo es en otros países. Por eso, cuando en EEUU a un
norteamericano le presentan a alguien y le dicen que es un “Secretario de
Estado”, lo menos que hará es una reverencia hasta casi tocar el suelo con la
nariz, y quedará fuertemente impresionado ante la importancia de quien acaba de
conocer, que es el equivalente de un Ministro español. Y por supuesto, ni se le
pasará por la cabeza pensar que esa persona se vaya a dedicar a llevarle los
cafés al presidente Barack Obama al despacho, rellenar su agenda y reservarle
vuelos y citas. Nada de eso. Pero en el caso de los Secretarios Judiciales
españoles, resulta que lo que la mayoría de la gente equivocadamente cree cuando
oyen ese nombre es precisamente eso, que son simples asistentes subordinados del
juez. Creencia que en ocasiones la prensa y la televisión han contribuido no
poco a extender, a fuerza de repetir estereotipos creados a base de deducir de
primeras y solo por el nombre lo que un “Secretario” podía ser, sin documentarse
adecuadamente primero.
Por eso hoy debemos todos celebrar y apoyar
el hecho de que, hartos de esa errónea etiqueta que perjudica gravemente la
imagen de su profesión, menoscaba la realidad e importancia de sus funciones y
hasta socava el atractivo de esa carrera para los recién licenciados en derecho
que se plantean su futuro, un grupo de compañeros Secretarios han constituido
una plataforma para que, de una vez por todas, alguien tenga en cuenta que si la
“Secretaría” de los tribunales despareció hace años para dar paso a la “oficina
judicial”, es mas absurdo y contraproducente que nunca ocultar con
denominaciones equívocas y trasnochadas que ellos son el director o jefe de la
misma. Porque es de justicia. Porque su calidad jurídica y humana lo merece. Y
porque, en plena resaca de la mayor subida y caída económica de España desde el
periodo 1492-1898, quizás sea también el primer paso para lograr una sociedad en
la que todos parezcan lo que de verdad son y lo que es más importante, se les
conozca por lo que por su esfuerzo diario merecen.
A.Ibáñez -
Magistrado
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