viernes, 1 de junio de 2012

III COLABORACIÓN EXTERNA, "DESDE EL OTRO DESPACHO"

SECCIÓN DE COLABORACIONES EXTERNAS
III PARTE


PRÓLOGO DE LA PLATAFORMA:

“UN ANÁLISIS CERTERO DESDE EL OTRO DESPACHO…”


Estimados compañeros: como tercera colaboración externa a esta plataforma queremos publicar un artículo que nos ha remitido generosamente un magistrado, y que ha tenido la gentileza de hacérnoslo llegar para subirlo a la plataforma y a los canales de comunicación oportunos.

Se debe evitar el estereotipo de pensar que el juez puede ser como tal contrario al reconocimiento del secretario judicial, y es muy interesante que esta problemática que sufrimos sea observada imparcialmente, y con ecuanimidad euclidiana, desde fuera, como hace el magistrado, quien llega a la conclusión de que, efectivamente, un cambio de nombre es imprescindible.

Gracias desde la Plataforma al mismo, y sin más, recomendamos vivamente su lectura, pues no podemos sino agregar que todo cuanto dice es …

Verdad.

SER Y PARECER


En España existe desde antiguo una arraigada afición a hacer que las cosas aparenten ser lo que no son, y los ejemplos abundan. Subimos el cadáver del Cid a un caballo para asustar al enemigo y ganar la batalla, los hidalgos castellanos arruinados y hambrientos esparcían por su traje en migas su último trozo de pan para hacer creer que habían comido bien, tenemos “carreras presidenciales” -incluso con debates televisados- entre candidatos que en realidad lo son a diputado de una provincia, y llamamos Fiscales a quienes hace siglos que dejaron de defender el Fisco frente a los evasores de impuestos, para en su lugar dedicarse a sostener la acusación pública en los juicios penales frente a los delincuentes. Esta inveterada y lamentable práctica patria la han sufrido también los Secretarios Judiciales, de quienes la mayoría fuera del mundo del derecho (Y desgraciadamente no pocos dentro del mismo) ignoran por completo que son nada menos que un cuerpo superior jurídico de categoría administrativa A1 -La máxima-, con una formación y oposición asimilable a la de jueces y fiscales, tratamiento de Señoría, y cuyo nombre procede de cuando los Juzgados y Tribunales tenían “Secretarías”, que era el modo de llamar a las oficinas de asistencia a las funciones de las autoridades mas elevadas del estado -y que todavía lo es en otros países. Por eso, cuando en EEUU a un norteamericano le presentan a alguien y le dicen que es un “Secretario de Estado”, lo menos que hará es una reverencia hasta casi tocar el suelo con la nariz, y quedará fuertemente impresionado ante la importancia de quien acaba de conocer, que es el equivalente de un Ministro español. Y por supuesto, ni se le pasará por la cabeza pensar que esa persona se vaya a dedicar a llevarle los cafés al presidente Barack Obama al despacho, rellenar su agenda y reservarle vuelos y citas. Nada de eso. Pero en el caso de los Secretarios Judiciales españoles, resulta que lo que la mayoría de la gente equivocadamente cree cuando oyen ese nombre es precisamente eso, que son simples asistentes subordinados del juez. Creencia que en ocasiones la prensa y la televisión han contribuido no poco a extender, a fuerza de repetir estereotipos creados a base de deducir de primeras y solo por el nombre lo que un “Secretario” podía ser, sin documentarse adecuadamente primero.


Por eso hoy debemos todos celebrar y apoyar el hecho de que, hartos de esa errónea etiqueta que perjudica gravemente la imagen de su profesión, menoscaba la realidad e importancia de sus funciones y hasta socava el atractivo de esa carrera para los recién licenciados en derecho que se plantean su futuro, un grupo de compañeros Secretarios han constituido una plataforma para que, de una vez por todas, alguien tenga en cuenta que si la “Secretaría” de los tribunales despareció hace años para dar paso a la “oficina judicial”, es mas absurdo y contraproducente que nunca ocultar con denominaciones equívocas y trasnochadas que ellos son el director o jefe de la misma. Porque es de justicia. Porque su calidad jurídica y humana lo merece. Y porque, en plena resaca de la mayor subida y caída económica de España desde el periodo 1492-1898, quizás sea también el primer paso para lograr una sociedad en la que todos parezcan lo que de verdad son y lo que es más importante, se les conozca por lo que por su esfuerzo diario merecen.

A.Ibáñez - Magistrado

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